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Son importantes las conquistas que se han producido hasta ahora en la batalla por alcanzar la equidad de género en el plano laboral, pero un vistazo a las estadísticas del país deja ver que persisten sendas injusticias y desequilibrios por las cuales todavía es largo el camino por recorrer.

Es un mensaje que vale repetir todas las veces que sea necesario, pues si bien es cierto que los progresivos avances han llevado a esta generación de mujeres a tener la mayor independencia económica, inserción laboral y educativa de la historia, también lo es que persiste un rezago bastante amplio frente a los hombres. Ya sea que lo mida el Dane, la Organización Internacional del Trabajo u otras organizaciones, una misma verdad atraviesa los distintos indicadores a nivel global, nacional, regional y local: las mujeres siguen teniendo menor remuneración que los hombres, ocupan menos cargos directivos, tienen menor participación en el mercado, y hay muchas más desempleadas que desempleados.

Ojalá la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, que tuvo lugar ayer, trascienda las felicitaciones y sea una verdadera oportunidad para reflexionar sobre la importancia de fijar entre las prioridades de la agenda pública políticas y acciones concretas orientadas a subsanar la brecha económica y laboral entre hombres y mujeres. Esta fecha, justamente, rinde homenaje a la búsqueda de la igualdad y la reivindicación de los derechos de la mujer, a partir de un trágico episodio que marcó la historia del trabajo y la lucha sindical: la muerte en un incendio de unas 130 trabajadoras que se habían declarado en huelga en una fábrica de Nueva York, en 1908. Reclamaban una reducción de la jornada a 10 horas y un salario igual al que recibían los hombres que ejercían su misma actividad.

Esa pelea sigue viva. La tasa de mujeres desempleadas en el país asciende a 10,8%, casi el doble que los hombres, con 5,6%. Es decir que mientras 11 mujeres de cada 100 buscaban empleo, solo seis hombres se enfrentaban a la misma situación. Los hombres mantienen, sin embargo, una mayor participación en el mercado, con 76,5% frente a 55,8%. Riohacha, con 57,9%, y Barranquilla, con 56,9%, son las ciudades de la Costa con mayor participación laboral femenina. Son indicadores que vienen mejorando, pero muy lentamente. La OIT calcula que la brecha solo se ha reducido un 0,6% en 20 años.

El ritmo paquidérmico del cambio es prueba, a todas luces, de que algo se podría estar haciendo mucho mejor en el propósito de abrirles más espacios a las mujeres con condiciones equitativas para su desarrollo económico y laboral. Sin duda no es la única reivindicación que está pendiente, pues la violencia de género sigue siendo una cruda realidad, pero sí es una de las más esenciales en la misión de propiciar una transformación de fondo.

La fuerza laboral femenina tiene mucho por darle al país, pero es necesario trabajar en función de garantizar las condiciones justas para que lo haga. Ante un panorama económicamente complicado, las mujeres y su desaprovechado potencial laboral podrían jugar un papel determinante. Estudios señalan que la equidad de género impacta directamente el crecimiento económico de los países. Es inadmisible que una fuerza laboral aún no esté del todo desplegada debido al arraigo de nociones machistas que se ven expresadas en distintas formas de discriminación,.

El Día de la Mujer recuerda que una de las primeras tareas que siguen pendientes es erradicar estas nociones. E insistir en el mensaje que encarna la bombero Mildred García Quintero, protagonista de una crónica publicada ayer como parte del especial que preparó EL HERALDO para conmemorar la fecha: Con el uniforme puesto, no importa el género de quien esté detrás.